“La llegada del invierno resuelve las enfermedades del verano y la llegada del verano elimina las del invierno”, decía Hipócrates hace ya unos 2.400 años. El padre de la medicina daba cuenta entonces de la temporalidad de las enfermedades, que aparecen y se van con el paso de las estaciones.
Mientras hace ejercicio, entran en acción dos órganos importantes del cuerpo: el corazón y los pulmones. Los pulmones llevan oxígeno al cuerpo, para proporcionar energía y eliminar el dióxido de carbono, el producto de desecho creado cuando se produce energía. El corazón bombea el oxígeno hasta los músculos que están realizando el ejercicio.
Los pacientes que padecen COVID-19 persistente pueden tener síntomas durante al menos 12 meses después de la infección inicial, lo que repercute significativa y negativamente en su cognición, su capacidad laboral, su participación en actividades físicas, su interacción con los demás y su calidad de vida en general, según un nuevo estudio del Mount Sinai (Estados Unidos).
La tos es la manera en que tu organismo se deshace de un irritante. Cuando algo irrita la garganta o vías respiratorias, tu sistema nervioso envía una alerta a tu cerebro. Tu cerebro responde diciéndole a los músculos de tu pecho y abdomen que se contraigan y expulsen una ráfaga de aire.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una entidad de alta morbimortalidad que principalmente se genera por exposición a consumo de cigarrillo y exposición a humo de leña; estudios previos han demostrado creciente interés entre los 2 tipos de exposición.
El Ministerio de Sanidad ha ultimado un ambicioso Plan Integral contra el Tabaquismo que introduce, entre otras cuestiones, la prohibición de fumar en vehículos particulares, el empaquetado genérico de las marcas de tabaco y busca equiparar por ley las restricciones a los cigarrillos electrónicos.
Expertos en el abordaje de la Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC) afirman que el futuro de la enfermedad debe encaminarse hacia la medicina de precisión. Para ello, abogan por identificar nuevos biomarcadores y herramientas que permitan predecir la trayectoria de la enfermedad para diseñar planes de seguimiento y tratamiento personalizados.
Cada vez hay más evidencia científica de que muchas de las personas contagiadas de covid-19 experimentan secuelas una vez superada la enfermedad, como problemas cognitivos, tos, fatiga o disnea. El Ministerio de Sanidad estima que más del 10 % de los infectados pueden experimentar no solo secuelas, sino que son potenciales pacientes de la “covid persistente”.
Hasta un 15% de todos los pacientes con COVID-19 pueden presentar sintomatología persistente semanas o incluso meses después de la infección inicial, según sugieren varios estudios. Así, dada la carga de enfermedad por COVID-19 acumulada en Cataluña, más de 90.000 pacientes podrían haber sufrido o estar sufriendo actualmente síntomas o secuelas persistentes.