Estos se unen a los más habituales que provoca el coronavirus como la fiebre, la tos seca, el cansancio, dificultad para respirar u opresión en el pecho, así como congestión nasal, dolor de cabeza, conjuntivitis, diarrea, pérdida de gusto o el olfato, erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies.
Destaca la necesidad de que todos aquellos que tengan fiebre o tos y, además, respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse soliciten atención médica inmediatamente.
Según recuerda el organismo de Naciones Unidas, el 80 por ciento de las personas que padecen COVID-19 se recuperan sin necesidad de acudir al hospital. Si bien una de cada cinco experimentan un cuadro grave por el que tienen que ser ingresadas, especialmente aquellas que padecen hipertensión arterial, problemas cardiacos o pulmonares, diabetes o cáncer.