A medida que se completa la vacunación contra el Covid-19 de los distintos grupos prioritarios y que se resuelven el horizonte inmediato del siguiente grupo a inmunizar (los mayores de 80 años), comienzan a surgir las dudas sobre los matices que se dan en los grupos de población definidos por Gobierno y comunidades autónomas para establecer un orden.
Algunos de ellos, como los colectivos de riesgo o grupos vulnerables, ofrecen una gran heterogeneidad, que no deja tranquila a los especialistas. De hecho, buena parte de las sociedades científicas está pidiendo que no queden atrás algunos de sus enfermos.
Los representantes de las sociedades generalistas, en cambio, lo tienen algo más claro: hipertensos, inmunosuprimidos, obesos y personas con diabetes y enfermedades respiratorias crónicas deben tenerse en cuenta para priorizar en la estrategia de vacunación.
Con todo, la mayoría de estas personas se engloban en el grupo de mayores de 64 años, aunque “podemos decir que hasta el 40 o 50 por ciento de la población tiene una enfermedad que se puede considerar crónica”, apunta Jesús Santianes, del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias y coordinador del Grupo de Trabajo de Cronicidad y Dependencia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
“Hay que tener en cuenta que la estrategia de vacunación está enfocada a evitar el colapso sanitario, es decir, hay que inocular primero a las personas con mayor probabilidad de tener enfermedad grave por Covid, que puede condicionar un ingreso hospitalario y el fallecimiento”.
Vacunación Covid-19 en crónicos: algunos colectivos son más frágiles que otros
Todos los especialistas generalistas consultados por Redacción Médica señalan que el criterio de edad es el adecuado, ya que la mayoría de crónicos se encuentran en ese tramo, pero matizan que es necesario tener en cuenta que hay algunos colectivos más frágiles que otros por debajo de los 65 años.
“Debería incluirse a inmunodeprimidos, ya sea porque tienen una neoplasia activa en tratamiento, sean trasplantados o aquellos que toman altas dosis de esteroides o con inmunodeficiencias”, señala José Manuel Ramos, coordinador de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Además, hipertensos y obesos también deben tenerse en cuenta. Estos últimos, si bien no están incluidos como tales dentro de los pacientes crónicos, sí lo están porque la gran mayoría está diagnosticado con una afección crónica, generalmente cardiovascular. No obstante, de no estarlo, Ramos entiende que si tienen un índice de masa corporal por encima de 40 deben priorizarse también en la estrategia de vacunación.
Los otros dos grupos de crónicos prioritarios serían, para Ramos, las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y aquellas con diabetes. Santianes, por su parte, añade a aquellos con enfermedad renal crónica. “Dentro de los crónicos, la vacunación de estos sería la elección más coste-efectiva”.
Hay vacunas para todos
Por su parte, desde el grupo de vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), su coordinadora, Isabel Jimeno, admite la dificultad de hacer una priorización por patología. “Priorizar por edad es lo más operativo de cara a la población: ¿por qué vacunar a unos con una enfermedad crónica y no a otros?”
Esa opción podría plantearse si hay escasez de vacunas, pero a Jimeno no le preocupa ahora esta posibilidad. “Están llegando suficientes. En todo caso, si vemos que el número de vacunas es escaso, a lo mejor tenemos que sentarnos y pensar”, añade.