“Según muestran los datos del estudio EPI-SCAN II, algo debemos estar haciendo mal en la lucha contra la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), ya que la prevalencia sube hasta el 11,8% de la población española y el infradiagnóstico de esta patología empeora más de un punto en diez años, llegando al 74,7% de las personas fumadoras o exfumadoras”, destaca el Dr. Julio Ancochea Bermúdez.
En una entrevista concedida a EFEsalud, el doctor Julio Ancochea, neumólogo jefe del Hospital de La Princesa, profesor de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y director de la Cátedra “Respira Vida” patrocinada por la farmacéutica GSK, subraya que este infradiagnóstico no solo alcanza el 80% en el caso de las mujeres, sino que “la EPOC se rejuvenece y se feminiza”.
Numerosos estudios han evaluado la existencia de una mayor susceptibilidad en las mujeres a los efectos nocivos del tabaco, situación que vendría determinada por tres factores:
- Anatómicos. Las mujeres tienen vías aéreas de menor tamaño.
- Genéticos. Las mujeres desarrollan patología en modo más severo, al igual que las personas con antecedentes de madre fumadora, al igual que las mujeres afroamericanas, o como aquellas que hayan padecido enfermedades respiratorias durante la infancia.
- Hormonales. Los estrógenos en las mujeres activan la enzima citocromo P450, lo que va a metabolizar diferentes componentes del cigarrillo, dando lugar a diferentes sustancias carcinogénicas y tóxicas.
Las mujeres no solo desarrollan modos más severos de EPOC, sino que su expresión clínica también es diferente: “La mujer tiene mayor grado de disnea para igual obstrucción al flujo aéreo. Además, expectoran y tosen menos que los varones“, advierte.
De la intimidad entre la EPOC y el tabaco a la multiplicación factorial del deterioro pulmonar
“Si analizamos las diferencias regionales observamos, asimismo, una alta variabilidad, en concreto 2,4 veces entre las Comunidades Autónomas: un mínimo del 7,1% en Asturias y un máximo de 17,3% en Cataluña. No son casos homogéneos”, describe.
Al igual sucede entre zonas rurales y zonas urbanas, quizá mediados por factores como la contaminación ambiental que contribuyen o inciden en la prevalencia de la EPOC, una patología prevenible íntimamente ligada al humo del tabaco; que contiene alrededor de 2.000 sustancias químicas, de las que más de 600 son tóxicas. De estas, en torno a 70 son carcinógenos como el alquitrán, el amoniaco, el benceno o el arsénico.
"Pero nos preocupan también otros factores no relacionados directamente con el tabaquismo, ya sean el desarrollo pulmonar anómalo vinculado a la prematuridad del bebé o las infecciones respiratorias en la infancia, como la que provoca el virus respiratorio sincitial“, expone.
“Son factores que determinan la aparición de una EPOC cada vez más precoz, a los que se añaden factores ambientales, exposición a químicos en el ámbito laboral y causas genéticas, como la deficiencia de alfa-1 antitripsina, que aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad de los pulmones o del hígado”, completa.
Tampoco debemos olvidar que más del 50% de la población española es sedentaria y no realiza ejercicio físico diario adaptado o deporte.
Tenemos unas cifras ridículas en diagnóstico precoz
“El infradiagnóstico, por lo tanto, es un reto que no hemos resuelto y nos preocupa especialmente. En 2007 se estableció un infradiagnóstico del 73% de los pacientes, con una mayor incidencia en la mujer. Han pasado más de diez años y seguimos igual o peor. El infradiagnóstico alcanza al 74,7% (en hombres un 70,4% y en mujeres un 80,6%)”, dice. "Para corregir esta situación debemos democratizar la espirometría con prueba broncodilatadora en el ámbito de la Atención Primaria", “Pero también debemos hacer este tipo de pruebas en el ámbito laboral, en la Universidad o, por ejemplo, cuando nos examinamos para sacarnos el carné de conducir. Cualquier entorno será conveniente y apropiado si el objetivo es diagnosticar la EPOC de forma precoz”, insiste.
Tenemos que reaccionar y mejorar en todos los aspectos relacionados con la EPOC
- Más coordinación entre Atención Primaria y la atención especializada, en los procesos asistenciales de grados, en el manejo de la EPOC en fase estable o en fase de exacerbación.
- La Enfermería debe asumir su papel en la prevención, diagnóstico, seguimiento y plan de cuidados de los pacientes.
- Establecer indicadores que nos hablen de estructuras, de procesos y de resultados.
- Hay que buscar alternativas a las hospitalizaciones convencionales, aplicar nuevas tecnologías, la telemedicina, el big data.
- Debemos buscar e implicar a todos los sectores relacionados, sean públicos o privados, y establecer alianzas, incluyendo, sin duda, a las empresas farmacéuticas.
- Necesitamos más y mejor apoyo institucional y, mucho más importante, que se establezca, sin ambages, la coordinación entre las instituciones, un asunto que deja mucho que desear“.
- Debemos educar contra la EPOC y otras muchas enfermedades desde las etapas infantiles hasta alcanzar a toda la población, que algún día serán pacientes formados e informados en autocuidados, favoreciendo la adherencia del paciente a los tratamientos y destacando la figura del cuidador primario, que juega un papel esencial en las enfermedades crónicas.
- Más investigación epidemiológica, básica, clínica y traslacional; promoviendo la innovación en la cronicidad.
- Por supuesto, apoyar a las asociaciones de pacientes, sean locales, regionales, nacionales o de ámbito internacional. Las enfermedades, como la infección SARS-CoV-2 que nos ha traído la pandemia de la COVID-19, no conocen fronteras.
- La divulgación en los medios de comunicación de las consecuencias del tabaquismo o de la contaminación del aire que respiramos.
“Y todos estos objetivos diana deben implementarse con el propósito de ofrecer la mayor calidad asistencial posible. No en vano, en España padecen EPOC alrededor de tres millones de personas… personas que sienten y padecen, como tú, como yo o como nosotros”
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