
¿Cómo afecta el consumo crónico de alcohol a los pulmones y al sistema inmunitario?
El alcohol afecta el mecanismo de defensa de las vías aéreas superiores, modifica la pared de los alvéolos y causa disfunción de los macrófagos alveolares. Estos últimos son la principal célula del sistema inmunitario en los pulmones.
En la defensa de las vías aéreas superiores participa el sistema de trasporte mucociliar. Este se encarga de limpiar el moco y las partículas contaminantes que ingresan en las vías respiratorias, sacándolas y provocando tos para la expulsión.
El alcohol paraliza los cilios, lo que impide que la vía aérea superior limpie los patógenos y las sustancias irritantes que ingresan. Por ende, las partículas entran al espacio alveolar.
En el alvéolo, los irritantes o patógenos tendrían que ser eliminados por los macrófagos. Sin embargo, en los casos de consumo crónico de alcohol y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la actividad de los macrófagos está disminuida. De esta forma, falla la capacidad de respuesta y de limpieza. Se genera susceptibilidad a neumonías.
Por otra parte, el alcohol disminuye la producción de surfactante y modifica la permeabilidad de las paredes alveolares. Esto impacta en la barrera de protección y genera más susceptibilidad aun a las infecciones.
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