Abstracto de artículo publicado en
https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11255363/.
La bronquiectasia no relacionada con la fibrosis quística, una enfermedad que sigue siendo relativamente poco reconocida, ha atraído cada vez más la atención de los investigadores en los últimos años. Este interés científico ha catalizado avances en las metodologías de diagnóstico, lo que ha permitido la elaboración de perfiles clínicos y moleculares completos. Este progreso facilita el desarrollo de estrategias de tratamiento personalizadas, lo que marca un paso importante hacia la medicina de precisión para estos pacientes.
La bronquiectasia plantea importantes desafíos diagnósticos tanto en el ámbito clínico como en los estudios de investigación. Si bien la tomografía computarizada (TC) sigue siendo el estándar de oro para el diagnóstico, están surgiendo nuevas alternativas, entre ellas, algoritmos basados en inteligencia artificial, TC de tórax de dosis ultrabaja y técnicas de resonancia magnética (RM), todas las cuales se están reconociendo como herramientas de diagnóstico viables.
El paradigma de la medicina de precisión exige una caracterización refinada de los pacientes con bronquiectasia mediante el análisis de sus perfiles inflamatorios y moleculares. La investigación de los mecanismos subyacentes de la inflamación y la evaluación de biomarcadores como la elastasa de los neutrófilos, las mucinas y los péptidos antimicrobianos han llevado a la identificación de distintos endotipos de pacientes. Estos endotipos presentan resultados clínicos variables, lo que requiere intervenciones terapéuticas personalizadas. Entre ellos, la bronquiectasia eosinofílica se destaca por su prevalencia y factores pronósticos específicos, lo que requiere una consideración cuidadosa de los rasgos tratables.
Una comprensión más profunda de la influencia del microbioma en la patogénesis y la progresión de la bronquiectasia ha inspirado un enfoque holístico, que considera el multibioma como una red microbiana interconectada en lugar de tratar a los patógenos como entidades solitarias. Por lo tanto, el análisis del interactoma se convierte en una herramienta vital para identificar alteraciones durante las fases estables y las exacerbaciones.
Esta gama de enfoques innovadores ha revolucionado la personalización de los tratamientos, incorporando terapias como manitol inhalado o ARINA-1, brensocatib con fines antiinflamatorios y corticosteroides inhalados específicamente para pacientes con bronquiectasias eosinofílicas.
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https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11255363/